viernes, 11 de noviembre de 2011

No llames a mi puerta.

No llames a mi puerta, porque te dejaré entrar. No llames a mi puerta, porque tendré la tentación de abrirte,de dejarte pasar, de olvidar tu abandono y perdonar mi soledad a tu lado.

No llames a mi puerta como si no hubiera pasado nada, porque mi mente, tan caprichosa, olvidará todo el dolor y te dejaré entrar.

Y entrarás sin medida, como entras siempre cuando te abro la puerta, entrarás hasta la cocina y no podré echarte, y si lo consigo te echaré tarde y mal. Te echaré después de dos meses acampado en mis recuerdos, te echaré a pesar de tener el sabor de ti en mis labios.

¿Por qué llamas otra vez, si te había olvidado?, si te había dejado ir, si había jurado no volver a tus brazos, si había rendido mis armas, si había dejado de luchar, porque vuelves y me llenas la cabeza de pájaros a pesar de no haberme hecho ni una sola promesa.

Me pierdo en tus ojos, y me pierdo en tus palabras, en tus promesas no echas, en tu frío; no puedo evitar abrir la puerta a tu invierno. Y luego te vas, y dejas ese frío helador en mi corazón , y me cuesta tanto calentar de nuevo mi corazón muerto.

No llames a mi puerta porque volveré a abrirte y como siempre, me volverás ha hacer daño.