"Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello que en mi juventud me deslumbraba, aunque ya nada pueda devolver la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, no hay que afligirse, porque la belleza siempre subsiste en el recuerdo." (William Wordsworth)
Mil y una veces, recordaré cuando aquellas tardes de otoño dejaba de llover, me llamabas y yo soñando, enamorada corría a aquel rincón, parecido a este, en el que te encontraba, a escondidas, llenos de amor.
Mil veces más recordaré cuando el teléfono no sonaba y pasaba tardes enteras viendo llover desde mi ventana, viendo la bruma bajar por las montañas, sintiendo que aquel día no podría verte y mi corazón ser partía poco a poco.
Paseaba a tu lado como si nada fuera a cambiar el mundo, cómo iba a saber que todo el amor que yo tenia se romperia en mil pedazos tan solo un mes después.
Te amaba tanto, que era una locura la felicidad que sentía cuando oía tu moto, la sentía, y corría a encontrarme contigo y todo era felicidad.
Recuerdo aquella tarde aquí a tu lado, creyendo que el mundo era nuestro. Qué duro me ha sido volver a esta ermita después de aquello, recordándote en cada rincón, en cada brizna de hierba, en cada olor. Recordando que aquel día nos amábamos y pudimos amarnos mas y todo acabó. Tan rápido, que no me dí cuenta y ya no hubo vuelta atrás, todo acabó para mi y aquella claridad que se filtraba entre las hojas de los abedules en las tardes de Agosto, aquella luz que se reflejaba en las copas de los árboles, mientras tumbados en la hierba mirábamos el sol, se fue nublando hasta que solo quedó la noche.
Aquellos paseos por la montaña, oyendo las aves rapaces llamarnos a la libertad, aquellos recuerdos, aquel amor todavía no me he podido arrancar del alma a pesar de todo el tiempo que ha pasado, a pesar de haber jurado amor a dos personas mas. Te quise, y te quiero y me duele cada día que pasa porque este amor es solo mio; es un amor desesperado, un amor loco, un amor que no lleva a ninguna parte, un amor alimentado de recuerdos, de palabras recordadas, de imagenes grabadas, de olores en la retina, de ti.
Dios, como voy a arrancarte del alma cuando no he podido hacerlo en tantos años, cuando no he podido verte nada mas que tres veces, cuando tu me has despreciado en cada instante que te has encontrado conmigo, cuando tu me has dejado claro mil veces que aquel amor solo lo sentí yo y que nada de eso recuerdas, que el olor de la hierba no te trae los mismos recuerdos que a mi, cuando aquel verano no fue nada especial para ti y no te marcó para toda la vida.
Solo espero arrancarte del alma aunque me cueste el resto de la vida. Pero tal vez en el fondo, no puedo, no quiero perder todo lo que viví porque sé nunca estaré mas vida, y lo que sentí que no lo volveré a sentir por nadie, porque no habrá nadie que llene aquellas tardes de verano a tu lado, porque no habrán caricias suficientes para cubrir aquellas que sentí de tus manos y tus labios, cuando cada lágrima que derramé por ti esta guardada en el tarro de las lágrimas con tu nombre, no puedo deshacerme de algo que amé tan fuerte, no puedo o no quiero arrancarte de mi alma aunque me hagas daño.
Escribiré sobre ti una y otra vez, intentare callar mis gritos de desesperación aquí, porque no puedo ir a tu lado y decirte lo mucho que te quise, lo mucho que significaste para mi; aunque ese amor al final no fuera correspondido. No quiero acabar esta carta, porque sé que cuando acabe, te echaré de menos más que nunca y tendré que pasar el día sonámbula deseando que venga la noche para envolverme en el olvido.
Te quiero.